Para Elena Moreno…

Madrid, a 13 de junio de 2022

Amigas para siempre

Aún no te has marchado y ya siento que me falta un trozo de alma. Porque no nos veíamos todos los días, pero una parte de mi niñez te pertenece y, al mismo tiempo, yo era dueña de un poquito de la tuya. Y esos pedazos de la otra nos hacían compañía, porque quererse de esa manera cuando se es niñas deja un poso que marca y que contribuye a hacernos quienes somos. Siempre formarás parte de mí. En algún lugar del espacio-tiempo aún estamos bailando la lambada y hablando de Javier Cuesta, de ir vestidas iguales, de las vacaciones, de ser mayores, ¡maldita la prisa por crecer! Hablamos de esas cosas de las que hablan apasionadamente dos chiquillas de doce años. ¡Qué felices éramos!

Y es que una de las cosas más bonitas de haber sido tu amiga es haberlo sido de crías, porque nos quisimos con un código de amistad que no tenía filtros y que no se guiaba por las reglas del mundo adulto. Eso lo hizo todo más puro, más auténtico y eterno. Ya de niña me demostrabas todos los días que tú estabas hecha de una pasta distinta. Me quedo con tu ejemplo y lamento no poder volver atrás en el tiempo y revivir un solo de esos días que tan bien lo pasamos. Si pudiera tener un superpoder sería elegir días aleatorios de la vida que revivir de repente. Volver a ellos. Muchos los repetiría contigo, lo tengo claro.

No sé cómo puedo expresarte cómo me siento. Quiero gritarte y que mi grito llegue hasta ti. Y decirte que no estás sola, que en esto también te acompaño de alguna manera, con el pensamiento que todo el rato me lleva a ti. Hoy le chillaría al universo que siempre te voy a querer porque las personas como tú dejan un enorme vacío al partir. Eras brillante como una estrella y esa estrella se marcha a otra galaxia y ya no nos ilumina con su luz. Y estoy enfadada con Dios, al que llamo e imploro como a un padre, y lo increpo porque ha incumplido su parte del contrato. «Es demasiado joven», le digo. Pero Él responde que nunca firma ese tipo de contratos y que mis cláusulas no le aplican. Él tenía otros planes y sus contratos responden a otras leyes y yo no puedo entenderlo, pero sé que a veces la vida no se procesa con la lógica con la que los humanos queremos analizar esto tan complejo que es nuestra existencia. Y solo queda confiar en que algo de todo esto tenga un sentido algún día.

Pronto dejará de doler tu cuerpo gastado. Y volarás libre por fin y nos mirarás desde los ojos del alma, allá arriba, sí, con esos ojos tan bonitos y verdes que eran el espejo de tu alma divertida y osada. Y nos dirás riendo que por qué nos preocupamos tanto, que solo has ido a abrirnos camino, porque siempre has sido tú la que abrías camino, siempre volabas antes y eras pionera en todo. Y ahora te vamos a echar mucho de menos pero me alegrará saber que ya no sufres por ese bicho maldito al que le ganaste la partida. Él cree que te ha vencido, pero yo sé que no es así porque nunca te rendiste y nunca le dejaste que nublara los días que la vida quiso regalarte. Eras una luchadora. De las que siempre hacían bien todo lo que se proponía. No sé si te lo dije. Era una gran cosa ser tu amiga. Y, además, tú me elegiste. Me dijiste una tarde de comedor que querías que fuéramos amigas. El cisne quería ser amiga del patito feo. Fue así. Esas cosas no se olvidan. Yo dudé y dije: vale. Y luego tú me enseñaste la cara alegre de la vida: la risa fácil, el lado amable, las travesuras y me diste un poco del valor que te sobraba y que a mí siempre me faltaba. Ahora tienes que irte pero quiero darte las gracias por escogerme y regalarme tu amistad. Estoy orgullosa de haber sido Elena y Maca un tiempo: de las guerras de témperas, de la canción Sabor de amor a grito pelado, de las tardes en La Vaguada, de nuestras escapadas al McDonald’s. Fue una puñetera suerte, amiga mía, un verdadero regalo.

Pienso en tu preciosa familia y me parte el corazón pensar el dolor que tienen que sentir. ¿Cómo se sigue ahora? ­­Se sigue sabiendo que estás en el cielo y los miras, sabiendo que no los dejas solos, que estás ahí aunque no puedan verte. No lo comprendo del todo pero sé que es así y que tú se lo has explicado mucho mejor que yo, seguro. Y sé que te has ocupado de llenar bien la reservas de amor de su mochila, de esa mochila con la que todos tenemos que desenvolvernos por la vida. Pero, además, dejas a tantos amigos y seres queridos que van a recoger tu testigo y a ocuparse de regar tu jardín, que nada de tu legado cae en saco roto, estoy segura, bien segura.

En fin toca decirte adiós. Amiga mía, querida compañera, estupenda mujer y mejor madre… Nunca he dejado sentir una energía especial contigo, una mágica conexión invisible, que se activaba entre las dos cuando en esas reuniones con tanta gente del cole íbamos ambas y había esa electricidad especial que nos unía de un modo único. Yo siempre sentí tu afecto sincero, tu aprecio especial y al tiempo me encantaba charlar contigo porque ese cariño siempre fue mutuo y seguirá indestructible por toda la eternidad.

Descansa en paz, querida amiga del alma. Te quiero.

Te quiero mucho.

Maca

Regalos de la vida…

3 comentarios en «Para Elena Moreno…»

  • junio 16, 2022 a las 5:44 pm
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    Siempre fue una pionera… qué gran verdad. Nos vemos en el cielo, amiga. Mientras tanto nos guardamos un trocito de ti en el corazón…

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    • octubre 14, 2023 a las 7:51 pm
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      Muchas gracias Macarena, por lo que la quieres y digo la quieres, por como la conoces
      Gracias por recordarla co tanto cariño
      Ella nunca se quejó y eso es ganarle la partida al bichos
      Haces que que sin conocerte te quiera cada día un poco más
      GRACIAS, GRACIAS Y MIL BESOS

      Respuesta

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